viernes, 14 de agosto de 2009

¿Podemos los padres confiar plenamente en la educación sexual que se imparte en los colegios?

En la escuela se aprende sobre sexualidad de manera informal (a través de los amigos) y en forma sistemática si existe un currículum que incluye el tópico "educación sexual". Hay diversos manejos que hacen las escuelas sobre educación sexual formal. En algunos casos se enfatiza la biología sexual y no se da oportunidad de hablar sobre la sexualidad en cuanto toca nuestras vidas y nuestros destinos. No se permite el diálogo flexible sobre los valores sociales y las experiencias sexuales que importan personalmente a los niños y jóvenes. En otros casos, se ponen de relieve ciertos aspectos religiosos mal orientados que generan sentimientos de culpa en los más creyentes y sentimientos de "quemeimportismo" en los menos creyentes. En unos casos, los estudiantes aprenden que "el cuerpo es bueno, pero lo que se experimenta con él puede ser malo" o "el cuerpo es bueno, pero no profundicemos en él y sus funciones". En otros casos, toman la cátedra los sicólogos, quienes encuentran fuertes conflictos entre lo que dice la ética religiosa y la sicología en aspectos como la masturbación, la homosexualidad, y la anticoncepción. La mayoría de padres están de acuerdo con la educación sexual aunque tenga que topar temas conflictivos desde el punto de vista religioso y sicológico. Sin embargo, en muchos hogares, los padres no hacen un esfuerzo adicional para dialogar con sus hijos sobre los aspectos polémicos. Una minoría de padres se oponen a la educación sexual en los colegios porque prefieren evitar el diálogo sobre temas conflictivos y no quieren verse en la situación de analizar con sus hijos los tópicos de la sexualidad que les producen fuerte ansiedad, en particular la masturbación y la homosexualidad. Probablemente, consideran que los argumentos del educador sexual pueden convencer más fácilmente a sus hijos que sus argumentos. Si esta es la razón, valdría la pena que los padres analizaran y profundizaran más en sus convicciones personales. Los padres de familia no podemos "lavarnos las manos" y dejar toda la educación sexual al sistema educativo. Nosotros tenemos que involucrarnos personalmente, hablar con nuestros hijos sobre nuestros valores sexuales, darles el ejemplo de vida sexual que esperamos para ellos. Cualquier limitación o equivocación que exista en la educación sexual de los colegios tendrá poca importancia si nosotros estamos ahí para la verdadera guía que necesitan nuestros hijos en el momento oportuno de sus vidas.

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